Un sinfín de opiniones electorales inundan estos días cualquier espacio de la vida española. Casi todas pretenden el objetivo de la participación o la persuasión del ciudadano en favor de un partido o en contra de otro.Alerta Digital ha recurrido a una de las voces políticas más autorizadas y solventes de la segunda mitad del siglo XX para plantearle tres cuestiones relacionadas con la democracia española y las elecciones del día 20 de noviembre.
Se trata de Blas Piñar, fundador de Fuerza Nueva y sin duda un extraño rara avis en la fauna política española; uno de esos escasos políticos que siempre se han mantenido fieles a unas ideas y actuado conforme a unos principios, sin enajenarlos ni recalificarlos al peor postor. Eso le confiere a nuestro interlocutor la autenticidad, la autoridad y la solvencia de las que carecen la mayoría de los mercachifles que merodean estos días de aquí para allá al acecho de nuestro voto. Estas son las tres cuestiones a las que responde el político, escritor y notario.
-¿Es usted demócrata?
Contestar a esa pregunta exige que yo le haga previamente otra. ¿A qué democracia se refiere; porque la palabra democracia es un denominador común que abarca tanto que es preciso identificarla por su apellido, ya que el nombre no basta. Para que se entienda mejor, es conveniente un ejemplo: si ante un grupo nutrido de gente llamo a alguien gritando ¡Antonio!, me responderán muchos, pero si grito ¡Antonio Larramendi!, me contestará uno solo.
Por consiguiente, la pregunta que usted me hace debe añadir el apellido identificador, ya que hay varias democracias; a saber, entre otras, la liberal, la socialdemócrata, la demócrata-cristiana, la representativa, la participativa, la popular (comunista) y la orgánica.
Supongo que en vísperas de las elecciones generales convocadas para el día 20 de noviembre, usted me pregunta por las que ampara la vigente Constitución, en un Sistema democrático alternativo liberal y socialista.
-En efecto, ¿qué opina de ese último tipo de democracia, que es también la de nuestro tiempo?
Que no es democracia auténtica, por varias razones que estimo evidentes:
1) Porque tiene una concepción errónea del hombre, al que contempla como elector o elegible o como productor y consumidor, cuando debe considerarle como un espíritu encarnado y trascendente.
2) Porque la sociedad, la “polis” –de ahí el vocablo político- no es agregado tangencial de personas, sino un pueblo organizado y jerarquizado, con sus instituciones, desde las culturales hasta las artísticas y deportivas, que deben conservar su carácter propio y no ser politizadas.
3) Porque el triunvirato de poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, como todos los triunviratos, como se demuestra en la historia de Roma, terminan dominando uno de esos poderes, en este caso el legislativo, a los otros dos.
4) Porque el Estado, que tiene la rectoría de la Nación, es hoy, hoy por hoy, un Estado antinacional, que la fragmenta con las Autonomías políticas, y que, por otra parte, conducen a la ruina económica y hacen posible que haya un gobierno central de un signo político y gobiernos de las Comunidades Autónomas, no solo de otro signo sino, incluso, independentistas.
5) Porque de conformidad con este tipo de democracia antidemocrática el principio que tanto se esgrime de “un hombre un voto”, no tiene la eficacia debida, ya que de acuerdo con la Ley electoral hay millones de votos que no tienen más peso que el que registra las urnas, y que no sirve más que para aumentar el tanto por ciento de participación en las elecciones. Yo, por ejemplo, en las elecciones generales de 1.979 tuve cerca de 375.000 votos en toda España, y de ellos, en Madrid, 110.000, que me bastaron de sobra para conseguir el escaño. Los otros 265.000 no sirvieron para nada. Sin embargo, con muchos menos votos el P.N.V. consiguió ser grupo parlamentario.
6) Porque el sistema actual habla de las mayorías que gobiernan, pero lo cierto es que si gobierna un partido que cuenta con mayoría absoluta en el parlamento se impondrá lo que quiera ese partido y las minorías perderán todas las votaciones. Por otro lado, si la mayoría es simple, una de dos, o se gobierna mediante el consenso –y el consenso no basta para que lo que se legisle sea bueno, pudiendo ser contra natura- o se busca la colaboración o el apoyo de minorías, independentistas o no, pero que en cualquier caso imponen su voluntad y el gobierno, para mantenerse, les entrega lo que le pidan, desde un concierto económico, más transferencias soberanas o la autodeterminación para constituirse en naciones con su propio Estado.
7) Porque existe una Verdad política, como existen una Verdad ideológica y una Verdad histórica, y la democracia que hoy tenemos silencia o manipula la historia, y tiene una ideología y una moral, que todos deberíamos conocer, que corrompe. Esa Verdad política la integran, con sólido fundamento, los valores innegociables, que es preciso mantener a toda costa, como son la familia, la vida, la educación, la auténtica libertad, el Estado al servicio del bien común y la unidad de España.
Es bien significativo, con respecto a algunos de dichos valores, lo que leemos en el Génesis, según el cual hay dos árboles en el Paraíso que tienen nombre: el de la ciencia del bien y del mal y el de la vida; lo que a mi juicio, quiere decir que ni el hombre, ni el Estado, ni las costumbres, ni el sufragio universal, deciden lo que es bueno y lo que es malo, y que tampoco tienen facultades para privar de la vida a los inocentes.
8) Porque ha hecho que las apariencias engañen. Una de ellas, y que conviene destacar, es que el Régimen actual se define como monárquico, cuando de monárquico no tiene más que la corona, que en realidad es algo así como un dedal que no tiene dedo que lo sostenga.
-¿Y cuál es su postura ante las próximas elecciones?
En estas elecciones partitocráticas lo que se busca con reiteración y por todos los medios son los votos. Para conseguirlos se recurre y se monopolizan los medios de comunicación y se ponen obstáculos para que no puedan presentarse quienes no tienen grupo parlamentario. Ahora bien; el objetivo de conseguir votos precisa de dinero, de mucho dinero que se obtiene olvidando la crisis económica, y si no se obtiene dinero público bastante se busca en la ayuda exterior o se adquieren compromisos subterráneos, que luego se tendrán que cumplir si se gobierna. Lo importante es el voto a cualquier precio y no el bien común y la identidad histórica de España.
Ante esta realidad yo, en conciencia, me abstendré de votar. Ante esta elección abstenerse equivale a un distanciamiento del Sistema. El voto en blanco, que algunos aconsejan, o el voto nulo, aumenta el número de ciudadanos que, ciertamente, no votan a un partido, pero que sí respaldan un Sistema en el que se está descristianizando a los españoles, destruyendo su conciencia y rompiendo la unidad de España.
Creo, sinceramente que se puede ser demócrata en el sentido que preconizaba Santo Tomás de Aquino y no serlo de la actual partitocracia.
abstenciòn total.
ResponderEliminarUna vez más las palabras de D.Blas Piñar,ejemplo de coherencia y experiencia,fijando las directrices de la situación politica en un analísis contundente de lo que será el 21-N.
ResponderEliminarLeamoslas con calma y reflexionemos,por si nos "pica la mosca del mal menor".