sábado, 2 de febrero de 2008

9 DE FEBRERO,74 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE MATIAS MONTERO





Son muchos los que, hoy en día, se llenan la boca a la hora de hablar del supuesto "pistolerismo" o del "terrorismo" falangista de los años 30. Para el actual sistema, especialmente para sus medios de manipulación de masas, la Falange era y es un grupo de asesinos sedientos de sangre...
Nacido en Santander en 1913, Matías Montero y Rodríguez de Trujillo entra, desde muy joven, a estudiar la carrera de Medicina en la Universidad Central, en Madrid. Cuando Ramiro Ledesma funda, en 1931, el semanario "La Conquista del Estado", Matías es el autor de la primera carta de adhesión al periódico, escrita casualmente un 9 de febrero, o sea, justo tres años antes de su muerte: "Sinceramente convencido de que su ideario viene para abrir un camino salvador en la actual confusión políticosocial envío desde luego mi adhesión y le ruego me envíe folletos que expliquen detalladamente lo que va a ser el partido. Yo soy estudiante de Medicina y tengo 17 años, pero me falta muy poco tiempo para cumplir dieciocho años." Así se presenta Matías al patriorismo social y revolucionario.


Afiliado en un primer momento a la FUE madrileña, como muchos estudiantes de aquellos años, poco después Matías se convierte en miembro de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS). A finales de 1933 será uno de los primeros afiliados de Falange Española, cuando el joven sólo suma 20 años de vida. Desde el inicio de su militancia destaca como uno de los jóvenes más entusiastas de la causa falangista, lo que le lleva a escribir en la sección universitaria del semanario "FE", concretando allí las primeras consignas estudiantiles del falangismo.

Matías Montero es, además, uno de los tres estudiantes que colaboran con Julio Ruíz de Alda (uno de los triunviros falangistas) en la redacción de los primeros estatutos del Sindicato Español Universitario (SEU), filial estudiantil de Falange Española. Lamentablemente, estos estatutos son injustamente rechazados por el Ministerio de la Gobernación el 10 de noviembre de 1933.
A tan diversas tareas se suma la del reclutamiento de nuevos militantes, labor en la que Matías colabora con el estudiante vizcaíno Manuel Valdés Larrañaga, del SEU de Arquitectura. Y entre sus responsabilidades tampoco se excluye, por supuesto, la venta cotidiana en las calles del semanario "FE".
Como respuesta a una agresión de la izquierda contra un camarada de Medicina (carrera en la que Matías ya estudia quinto curso), y junto con Agustín Aznar, Montero encabeza el 25 de enero de 1934 el asalto del SEU madrileño al local de la FUE en la Facultad de Medicina de San Carlos, antes citado. Por esta razón, los socialistas deciden poner en su "punto de mira" al joven seuista.


El 9 de febrero, por la tarde, la noche ya se echa sobre Madrid. Tras participar en la venta del número 6 de "FE", Matías regresa a su casa, en la calle Marqués de Urquijo, 21 - 3º, en el barrio de Argüelles. El joven falangista, que es huérfano, vive allí con sus dos hermanos y con dos tíos suyos, empleados de la Compañía Telefónica.
Hacia su casa, pues, se dirige Matías, por la perpendicular calle Juan Álvarez de Mendizábal. En ella le esperan dos izquierdistas. Uno de ellos es Francisco Tello Tortajada, obrero afiliado al PSOE y a las Juventudes Socialistas e integrante de "Vindicación", grupo formado por miembros del sindicato socialista UGT. Dispuesto a todo, Francisco Tello esconde una pistola...
Matías Montero no tiene tiempo de ver a sus agresores, de darse cuenta de su último momento ni de intentar una última defensa de su vida. Dos disparos se ensañan con él, a traición, otra vez por la espalda...
Ambos tiros alcanzan a Matías en el corazón, provocándole rápidamente la muerte. No obstante, su asesino aún se acerca a rematarle, ya en el suelo, con otros tres disparos en el estómago, tras lo cual huye, dejando a Matías tendido en el suelo, rodeado de un charco de sangre.
Esta vez, a diferencia de otras, el criminal es apresado, gracias a la rápida actuación policial. El 19 del mismo mes, Francisco Tello será juzgado por procedimiento de urgencia, actuando José Antonio de abogado de la acusación particular. Tello será condenado a 23 años y 3 meses de prisión, que no cumplirá al verse beneficiado por la amnistía general promulgada por los izquierdistas del Frente Popular, en 1936.
En el momento de este asesinato, José Antonio participa en Toledo en una cacería. Al enterarse de la noticia, afirma estremecido: "Este es el último acto frívolo de mi vida." Desde entonces abandonará la vida de joven aristócrata que lleva -es Marqués de Estella- y se entregará en cuerpo y alma a la empresa revolucionaria iniciada el 29 de octubre de 1933 por Falange Española.

LEGADO Y ENTIERRO DEL PRIMER ESTUDIANTE CAIDO EN LA FALANGE.
Como una de las primeras aportaciones a esa Revolución aparece, entre las ropas del cadáver de Matías, un artículo titulado "Las flechas de Isabel y Fernando", que había escrito el joven falangista para la revista "FE". En él traza, de manera clara, las líneas de una nueva "Universidad limpia de pasiones, bloque compacto de profesores y estudiantes, que marche entusiasta en pos de la cultura al servicio de la Patria."
Este artículo es copiado de los mismos folios sumariales de la causa abierta por el asesinato de Matías, para trasladarlo a las columnas del nº7 de "FE", que saldrá a la calle el 22 de febrero. En sus páginas también será publicado otro artículo póstumo de Matías, titulado "Universidad e Imperio", en el que el joven asesinado hace una dura crítica a la FUE, al liberalismo y a una Universidad que "no concibe la idea de sacrificio."

No obstante, antes de que estos preciosos textos salgan a la luz pública, el 10 de febrero, por la tarde, varios centenares de falangistas, y casi un millar de amigos y simpatizantes de FE, acuden al entierro de Matías Montero, en el cementerio de la Sacramental de Santa María de la Almudena (también llamado del Este), en Madrid. Hasta allí se desplazan muchos falangistas en formación marcial, entonando nuestro himno al compañero caído, una hermosa canción de procedencia germana titulada "Yo tenía un camarada". Marchan, de este modo, escoltando el féretro de Matías, en cortejo fúnebre desde la Plaza de la Alegría hasta el Cementerio del Este.
Se desarrolla el sepelio como un acto emocionado, pero en silencio, sin gritos de odio o de rencor que alteren la recta conducta de la joven Falange. José Antonio, ante la tumba abierta que recoge los restos de Matías, pronuncia estas breves palabras:

"Aquí tenemos, ya en tierra, a uno de nuestros mejores camaradas. Nos da la lección magnífica de su silencio. Otros, cómodamente, nos aconsejarían desde sus casas ser más animosos, más combativos, más duros en las represalias. Es muy fácil aconsejar. Pero Matías Montero no aconsejó ni habló: se limitó a salir a la calle a cumplir con su deber, aun sabiendo que probablemente en la calle le aguardaba la muerte. Lo sabía porque se lo tenían anunciado. Poco antes de morir dijo: "Sé que estoy amenazado de muerte, pero no me importa si es para bien de España y de la causa". No pasó mucho tiempo sin que una bala le diera cabalmente en el corazón, donde se acrisolaba su amor a España y su amor a la Falange."
"¡Hermano y camarada Matías Montero y Rodríguez de Trujillo! Gracias por tu ejemplo."
José Antonio
termina su intervención -sin lágrimas- con la que se consagrará como oración fúnebre para cada falangista muerto:
"Que Dios te dé su eterno descanso y a nosotros nos niegue el descanso hasta que sepamos ganar para España la cosecha que siembra tu muerte."
"Por última vez: Matías Montero y Rodríguez de Trujillo."
Todos los asistentes, ante la última invocación del nombre de su camarada caído, contestan al unísono con un resonante "¡Presente!", alzando sus brazos en forma de saludo romano.

Al asesinato de Matías no le suceden represalias de ningún tipo. Las derechas, empezando por su habitual portavoz, el diario ABC, vuelven a reprochar a la Falange, y esta vez concretamente a José Antonio, su falta de iniciativa a la hora de devolver los ataques a los izquierdistas. José Antonio escribe una breve nota al periódico, a modo de respuesta: "Falange Española aceptará y presentará siempre combate en el terreno que le convenga, no en el terreno que convenga a los adversarios. Entre los adversarios hay que incluir a los que, fingiendo acucioso afecto, la apremian para que tome las iniciativas que a ellos les parecen mejores. Por otra parte, Falange Española no se parece en nada a una organización de delincuentes, ni piensa copiar los métodos de tales organizaciones, por muchos estímulos oficiosos que reciba."

Por todo lo dicho:

¡¡ACUDE!! al acto en e que el SEU madrileño convoca a todos los falangistas a rendir homenaje a Matías Montero y Rodríguez de Trujillo, fundador del SEU. Dicho acto homenaje se celebrará el sábado 9 de febrero a las 20:00 h., c/ JuanÁlvarez de Mendizábal nº70 (Metro Argüelles).

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