domingo, 17 de agosto de 2008

LA ULTIMA GILIPOLLEZ DE PECES BARBA

"NO PODEMOS ACEPTAR LA POSTURA DE LA IGLESIA RESPECTO A LA DEMOCRACIA NI QUE NUNCA LA HAYA RECONOCIDO COMO EL UNICO REGIMEN LEGITIMO,NI LA CONSIDERACION DEL RELATIVISMO COMO UN MAL,PUESTO QUE ES EXPRESION DE LA LIBERTAD DE CONCIENCIA"Ha dicho.
Probablemente no hay en España nadie tan obsesionado con la Iglesia Católica como Peces Barba. Durante los últimos años no habla de otra cosa, quizás porque espera que todos olvidemos su repugnante comportamiento hacia las víctimas del terrorismo, a las que maltrató y humilló. Pues no cuela, hay ciertas cosas que no se olvidan.
Yo estoy de acuerdo con este señor en un punto. La Iglesia desde luego no puede imponer a los ciudadanos españoles sus creencias. Y si lo intenta, hay que decirle que no.
Pero al mismo tiempo, Gregorio defiende que el Estado sí puede imponer las creencias morales de los gobernantes de turno a los ciudadanos, por ejemplo mediante la asignatura de Educación para la Ciudadanía, de la que usted tan bien habla. Pues tampoco.
Los que amamos la verdadera libertad no queremos convertirnos ni en siervos de la Iglesia Católica ni del Estado progre del señor Zapatero. Usted rechaza la doctrina católica, pero abraza la impuesta por los burócratas, a la vez que aplaude que se le imponga a todo el mundo.
Le recuerdo a usted, caballerete, que ser católico es opcional. Uno puede serlo, o no serlo, y como tal aceptar o rechazar la doctrina moral de la Iglesia Católica. No se puede decir lo mismo en el caso del Estado. Usted mismo ha manifestado su rechazo a la objeción de conciencia en el caso de la dichosa asignatura.
O sea, que el Estado puede imponer lo que quiera, y a usted le parece bien. Eso deja claro el concepto que usted tiene de las libertades. En realidad, es el concepto que tiene toda la izquierda: libertad, pero para lo que nosotros queramos.

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